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La innovacion en cirugía minimamente invasiva como puente a la obtención de mejores resultados

  • Azagra, Juan Santiago [1] ; Luca Arru [1] ; Chirurgie Générale, Chirurgie Viscérale, Chirurgie Digestive, Chirurgie Endocrinienne
    1. [1] Centre Hospitalier de Luxembourg

      Centre Hospitalier de Luxembourg

      Luxemburgo

  • Localización: Annals of Mediterranean Surgery: Official Organ of Balearic Society of Surgery, ISSN-e 2603-8706, Vol. 4, Nº. 1, 2021, págs. 1-5
  • Idioma: español
  • Títulos paralelos:
    • The innovation in minimally invasive surgery as a bridge to obtaining better results
  • Enlaces
  • Resumen
    • La historia de la Cirugía Mínimamente Invasiva (CMI) es rica en revolucionarias innovaciones, algunas han sido desarrolladas y estandarizadas y otras han quedado como simples logros en la memoria de los tiempos, independientemente de su validez científica y su eficacia. Esto lo podemos observar de manera ejemplar en « la evolución sin fin de la colectomía laparoscópica que sigue estando siempre de actualidad…  Esta selectividad depende sobre todo en el saber sistematizar y estandarizar las innovaciones con método, es decir sabiendo aplicar las ideas innovadoras con coherencia puesto que solamente la estandarización de un nuevo método permite obtener resultados diferentes y que puedan demostrar sus efectos beneficos.

       De manera ejemplar: Roger KORBSCH (definición de presión ideal del carbo-peritoneo en 1921) y Janos VERESS (creación de un trocart modificado - con aguja integrada - para insuflación y drenaje en 1938), crearon de manera estandarizada un nuevo acceso a la cavidad abdominal y torácica:

      « He aquí el nacimiento de una innovación… »   Esta innovación tine que ser sólida y estandarizada, única manera de dar una excelente ocasión a su difusión y sus ineluctables evoluciones  (del latin « evolutio »: transformación progresiva, acción de desarrollarse) futuras.

        CAMRAN NEZHAT en 1975, conecta por primera vez una cámara al laparoscopio, y de repente por la primera vez “la pantalla” se convierte en un medio integrado a la cirugía, y una señal eléctrica traducirá cronológica y visualmente el acto quirúrgico al ojo humano… Un poco más tarde en el transcurso de los años 80, KURT SEMM con su serie de laparoscopias intervencionales, será uno de los primeros a pagar las consecuencias de esta nueva revolución.

        El regreso a una técnica simple, rápida y mínimamente invasiva fue percibida inicialmente como una verdadera revolución (del latín “revolutio”: regreso cíclico), debido a la reaparición  de algunos principios equiparables a aquellos de nuestros antepasados  como los «cirujanos-barberos” es decir « rapidez y eficacia »…   Todo esto con el fin de reducir las morbilidades asociadas a las técnicas de acceso clásicas, consideradas ya por algunos como iatrogénicas.

        Pero no tenemos que olvidar que toda revolución trae de por sí efectos colaterales indeseados y frecuentemente el resultado observado no es necesariamente mejor que el « status quo ante ».

        Para comprender esto en forma razonable, debemos integrar que el “progreso” (del  latin « progressus »: acción de avanzar) es humanamente inevitable e históricamente ineludible, que sea este bueno o malo.

        Resistirse al progreso es una aberración, se avanza por medio de pruebas y errores (CHARLES DARWIN),  atreverse es necesario ya que el precio que se paga por la comodidad de no hacer nada es la mediocridad inmóvil de los resultados.


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