El 11 de diciembre de 2018, el demandante fue condenado por el Tribunal del Condado de Victoria (juez principal Kidd y un jurado) por un cargo de penetración sexual de un niño menor de 16 años y cuatro cargos de comisión de un acto impúdico con o en presencia de otro menor de 16 años. Se alegó que los delitos relativos a los primeros cuatro cargos habían sido cometidos en una fecha comprendida entre el 1 de julio y el 31 de diciembre de 1996. Se alegó que el quinto cargo se cometió entre el 1 de julio de 1996 y el 28 de febrero de 1997. Se alegó que todos los delitos se cometieron en la Catedral de San Patricio, East Melbourne («la Catedral»), después de la celebración de la misa solemne del domingo y pocos meses después de la toma de posesión del demandante como Arzobispo de Melbourne. Las víctimas del presunto delincuente fueron dos menores cantores de la Catedral, «A» y «B».
Tras el estudio de la sentencia absolutoria del cardenal Pell, y examinada la misma desde el color del cristal del derecho penal español, comparto el contenido y fallo de la resolución del tribunal australiano, pues queda patente la deficiente motivación del jurado, la ausencia de prueba de cargo suficiente, y una palpable falta de sustrato de verosimilitud que abocaba al fracaso cualquier intento de superar el test de credibilidad judicial.
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