La inversión en activos intangibles se configura como una fuente importante de crecimiento de la productividad. La Unión Europea se encuentra rezagada respecto a Estados Unidos en cuanto al peso de los intangibles, y su vía principal de financiación procede de recursos propios de las empresas o del capital riesgo, siendo muy escasa la importancia de la financiación bancaria. En este artículo se proponen medidas regulatorias que facilitarían una mayor implicación de los bancos: un coeficiente reductor en el consumo de capital para la financiación de los intangibles, y avales públicos a este tipo de financiación, que proporcionen una cierta protección ante el riesgo de posibles pérdidas. En ambos casos, además, se abrirían nuevas oportunidades de negocio para la banca y un impulso al crecimiento económico.
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