Este texto aborda el singular compromiso de Martin Heidegger con el Nacionalsocialismo durante su florecimiento y desarrollo. Aquí, se expone al filósofo alemán siendo un útil instrumento del III Reich para fundamentar y legitimar el pensamiento nazi en el Volk, a partir de la metafísica; cimentando y justificando la estructura de emplazamiento necesaria para el totalitarismo. Aunado a esto, se indica que esta forma de poder tiene implícita a la Verdad del Seyn como la única vía para salvar a occidente. Para fundamentar esta idea, postuló una concepción exclusivista de la Historia considerando a la raza aria como la única generadora de Historia, mientras que las demás razas o pueblos son vistas como a-históricas, por lo que únicamente la primera es la destinada a conquistar el orbe.
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