El propósito de este artículo es el de considerar desde una perspectiva ética, alguno de los malentendidos y de las omisiones de nuestra educación cívica. Las definiciones en este terreno de la educación, la extensión de sus límites y su validez, requieren un análisis permanente no sólo por los rápidos cambios de valores que caracterizan a nuestras sociedades sino, como lo ha mostrado la pedagogía crítica, por el interés de estas sociedades en vigilar sus límites, en controlar su expansión. Si consideramos a la enseñanza como una actividad esencialmente ética, será importante detectar los posibles campos de aplicación del concepto de civismo que se propone implementar, descubrir quienes se hallan parcial o totalmente “olvidados” por él, quienes están excluidos de sus programas. Estas exclusiones expresan o quizás preparan situaciones por las cuales ciertos grupos sociales se encontrarán limitados en sus derechos y a veces heridos en su dignidad.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados