La crisis provocada por la COVID-19 ha dado lugar a una reducción de la tasa de inflación que, aun así, se mantiene en niveles positivos. Solo en los productos energéticos y en algunos de los servicios más afectados por las restricciones se han observado bajadas de precios. El impacto, por tanto, no ha sido deflacionista, sino desinflacionista. En un escenario de desaparición de las limitaciones a la movilidad y de recuperación de la actividad económica, cabe esperar un repunte inflacionista, durante la segunda mitad de 2021, que procedería de los productos energéticos y de los servicios, especialmente de los más castigados, que podrían aprovechar una recuperación más rápida de la demanda que de la oferta para recomponer sus márgenes.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados