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Resumen de Prioridades de la Formación Docente: garantizar el derecho a aprender. Perspectivas de la Directora del Instituto Nacional de Formación Docente (INFD)

Elsa Meinardi

  • Entrevista a Graciela Lombardi ¿Cuál es el objetivo central del Instituto? El principal objetivo de nuestra institución es poder ser el ente coordinador de políticas públicas de formación docente partiendo del reconocimiento de la importancia estratégica que tiene la formación en garantizar una educación de calidad, no para algunos sino para todos los niños, niñas y jóvenes de nuestro país. ¿Cuáles son los proyectos centrales a los que se han abocado principalmente en estos años? Venimos trabajando muy duramente y junto con las 24 provincias en la elaboración de estrategias de acción muy concretas que tienen como mirada principal revisar todos los planes y todo el desarrollo curricular que a la fecha de constitución del instituto, en el año 2007, venían realizando los Institutos Superiores de Formación Docente (ISFD). Como sabemos, en este país la formación docente se reparte entre las universidades y los institutos, por lo cual cuando nos tocó iniciar la revisión de los planes de formación de las distintas disciplinas invitamos a que la revisión y la propuesta de revisión de esos planes se hiciera de manera conjunta con las universidades nacionales, porque entendemos que cuando se reciben los profesores, tanto universitarios como de institutos, trabajan en el mismo subsistema. ¿Cuáles considera que son los mayores desafíos a los que se enfrenta la profesión docente y cómo acompaña el Instituto a los docentes, en esos desafíos? Hoy el desafío es muy grande porque el profesor de secundaria debe saber, como siempre, muy bien su disciplina, pero debe saber manejarla con distintos códigos y distintos abordajes para que esa disciplina sea accesible a todos y a cada uno de esos estudiantes que hoy concurren a una escuela secundaria que es obligatoria. Se acabó el “o trabajás o estudiás”; hoy todos los jóvenes hasta los 18 años deben estudiar, deben completar su escuela secundaria y por lo tanto el estado debe garantizar un acompañamiento al docente de este nivel obligatorio, debe brindarle diferentes oportunidades de comprender su disciplina y de comprenderla para ser enseñada y eso es una tarea que venimos haciendo en conjunto con profesores de cátedras universitarias que forman docentes también en las universidades. Indudablemente nosotros tenemos que sostener esa cuestión no solamente en la buena voluntad de los universitarios y los formadores de instituto sino nutrirla con la investigación, por eso es que desde el 2007 venimos impulsando investigaciones concursables en las cuales participan los ISFD y sus profesores y los alumnos avanzados, y también estamos promoviendo investigaciones de carácter nacional para garantizar que todos los temas sean abordados. Nos ocupamos también de los formadores dándoles acceso a becas de formación en la didáctica de sus disciplinas, nos dedicamos al sistema en general poniendo más horas de práctica en la formación inicial y también impulsando proyectos de desarrollo profesional que tienden a abandonar el formato curso, que es un formato ya muy explorado y que ha tocado sus límites y vamos hacia proyectos de acompañamiento en las escuelas, que pueden derivar en la producción de materiales, que pueden llevar adelante la puesta a prueba y la evaluación y sistematización de la enseñanza que se produce a partir de nuevos materiales, que puede llevar adelante la actualización en algunos temas, disciplinares y didácticos. Esto es pensar la escuela como lugar de producción de conocimientos y de trabajo cooperativo... En ese sentido estamos explorando formatos de desarrollo profesional que no arranquen necesariamente al docente de su lugar de trabajo, sino más bien que el dispositivo se acerque al lugar de trabajo para comprender que la enseñanza no es solamente saber la disciplina y su didáctica sino también comprender al estudiante, comprender su entorno, saber acerca de la comunidad en la que se realiza y, sobre todo, comprender las muy diversas dinámicas que se generan en un grupo de estudiantes a los cuales el profesor llega como único. Por lo cual también estamos propiciando espacios de acompañamiento en los que se pueda vivenciar -y no solo hablar de ello- que la docencia es un trabajo colectivo, que la docencia no puede sostenerse en el tiempo de manera solitaria o individual porque la vivencia de una docencia de muchos años solitaria conduce inevitablemente al desgaste, al descrédito, al agobio y, muchas veces, a la enfermedad de los docentes. Sabemos que esto es muy perjudicial para garantizar ese derecho a aprender que tienen todos los jóvenes, entonces generar espacios donde los docentes se sientan contenidos es una meta política muy importante y no necesariamente tienen que ser espacios conducidos por alguien que sabe más que los docentes, a veces hay alguien que acompaña, a veces son foros que se autogestionan o gestan, otras veces hay foros con un moderador, por ejemplo. Y en este sentido la conectividad virtual contribuye de manera central. La irrupción en nuestras vidas del programa conectar igualdad ha traído el gran beneficio de potenciar lo que ya veníamos haciendo en la formación docente, que es el uso de la virtualidad como una herramienta para compartir. Desde el año 2007 hemos dotado a los institutos de equipamiento informático, los hemos provisto de campus virtuales para que puedan desarrollar actividades académicas en aulas virtuales, en campus virtuales, con todas las posibilidades que hoy la tecnología 2.0 permite en términos de interactividad. Nuestra última propuesta totalmente libre para cualquier docente del país y de cualquier nivel es la red social del INFD, AKANA, en la que todos los docentes participan como en cualquier red social, solo que esta es una red dirigida a docentes, para que ahí se produzcan intercambios propios del quehacer y de la preocupación docente. Estamos muy satisfechos por el nivel de adhesión que generó; hace apenas 6 meses que estamos propiciando el desarrollo de esta red social y tenemos ya más de 10 mil docentes participantes. Hay blogs, hay grupos, hay foros, hay discusiones y hay lo que tiene que haber en una red. No por esto descontamos el uso del campus virtual, porque entendemos que hay actividades que deben hacerse en la privacidad de un aula, aunque esta sea virtual, esa privacidad tiene claves, moderadores, objetivos, tiene circulación de materiales, y todos aquellos que sean materiales cuyos autores desean compartir se ponen a disposición de los docentes. Tenemos un centro de documentación, para el público en general y para los formadores en particular, nutrido por toda la producción documental del instituto y de las producciones de los profesores pertenecientes a los institutos que han participado en las diferentes líneas de acción que componen la concreción de nuestra política pública, que es mejorar la formación docente, mejorar las condiciones de los ISFD, dar una identidad al nivel superior de formación docente basada en el rigor académico y comprometida fuertemente con el desarrollo de todas aquellas herramientas que son necesarias para poder acompañar a la docencia de nuestro país, en esta tarea política que le estamos pidiendo, que es garantizar el derecho a la educación. En este sentido todavía nos queda un trecho largo por recorrer, nosotros tenemos que poder nutrirnos de lo que venimos haciendo. En este momento estamos terminando de recolectar toda la información de una evaluación de los planes nuevos de 4 años para la formación de maestros de educación inicial y de educación primaria. Esa información que nos brindan los rectores, los profesores y los estudiantes debe constituir las bases para que compartamos los resultados de la evaluación, que tiene por meta mejorar lo que estamos haciendo, descubrir lo que no hacemos y hacerlo, descubrir lo que hacemos más o menos, o lo que hacemos mal y modificarlo. Y estos son los grandes desafíos, nos falta todavía un recorrido de producción conceptual, de producción didáctica, de producción de saber colectivo que haga sentir a los docentes actuales más seguros a la hora de encarar los desafíos que les plantean los alumnos, que cada día son distintos. Antes nos formábamos para un sujeto alumno modélico, pensábamos que eran todos iguales porque tenían la misma edad; hoy sabemos que tener 15 años en 2011 no es lo mismo que haberlos tenido en 2001 y no va a ser lo mismo que tenerlos en 2020. Nuestra responsabilidad es dar herramientas a los docentes actuales y a los futuros para encarar esas mutaciones sociales y culturales, que tenemos que estar preparados y esperarlas sabiendo que lo que varía es el contexto, las formas de comunicación de los jóvenes pero lo que es permanente es que nosotros tenemos que educar a esos niños y tenemos que enseñarles nociones sólidas de lo que es el conocimiento científico, académico, artístico y tecnológico hoy. Esa es una obligación igual a la de siempre, sólo que tenemos que saber que lo hacemos en contextos variados. Para acompañar a los docentes en esa mutación permanente del escenario humano que transcurre en las aulas nos falta todavía descubrir más herramientas de conducción de los procesos de enseñanza en las aulas, y eso sabemos que lo vamos a poder hacer si investigamos, si sistematizamos las buenas prácticas, si evaluamos las prácticas en general y hacia eso vamos. Evaluar para modificar y acompañar, no para diferenciar exitosos de fracasados. Nuestra meta política es consolidar procesos evaluativos para que todos en conjunto sepamos qué prácticas son las mejores y cómo podemos compartirlas con todos, para que todos seamos un poquito mejores cada día. ¿Qué es lo que aún queda por hacer? Lo que más cuesta movilizar y queda pendiente es la revisión de los actuales planes de formación docente. Hemos hecho un avance importante en revisar en nueve campos disciplinares los contenidos que deberían saber los profesores de secundaria, pero nos resta consolidar algunas áreas de vacancia respecto de la formación, vinculadas con saber trabajar con otros profesores de diferentes disciplinas. Descubrimos que no estamos formando a los profesores para que puedan tener un diálogo interdisciplinar; entonces el trabajo conjunto es muy difícil porque cada profesor habla la lengua de su disciplina y no tiene códigos comunes para hablar de la enseñanza y de la educación de los jóvenes. Esto profundiza la dificultad del trabajo colaborativo en la escuela; el trabajo colaborativo es eventual en la escuela secundaria, no es la regla y nosotros creemos que tenemos que fomentar en los profesores mejores potencialidades. La primera tarea es darles herramientas a los formadores para que puedan dialogar con los profesores de otras disciplinas, para entender la complejidad del conocimiento y para poner al servicio de los estudiantes de la formación docente los saberes de sus disciplinas que son pertinentes para poder enseñar. No necesitan saber toda la sociología, toda la psicología, sino aquellos aportes fundamentales de su campo disciplinar que les permiten comprender la complejidad de algunas prácticas. Ahí es donde vemos que la formación fuertemente disciplinar tanto del formador como del profesor de secundaria termina siendo un obstáculo para la constitución de procesos reflexivos que iluminen prácticas que, en las aulas, con los niños, son interdisciplinares. Por otro lado, también nos está faltando la comprensión situada del fenómeno educativo como una práctica social y política que coloca al profesor como alguien demandado por la sociedad y que implica manejar los códigos de una comunidad que puede ser muy diferente a la que él conoce. Hay que comprender el fenómeno situado del ejercicio de la docencia y esas son todavía categorías pendientes de consolidación, de instalación, de producción de conocimientos y de herramientas, y en eso estamos embarcados. No es casual que sean dos áreas complejas porque hay poca investigación sobre ellas Por eso tenemos que dirigir la investigación hacia ahí, hacia la sistematización de las prácticas y hacia descubrir las vacancias que hay en las prácticas. La evaluación no para castigar ni sancionar, no para hacer el listado de mejor o peor, sino para ver que hay prácticas buenas, no tan buenas y deficitarias, y trabajar en los motivos de por qué son como son y para acompañar a los docentes en los procesos de cambio, ya que los necesitamos a todos. Esto algunas veces se pierde de vista y se aplican recetas empresariales. La profesión docente es una profesión masiva, entonces tenemos que formar a muchos, nos tenemos que esforzar para que, así como decimos “todos los chicos tienen que aprender”, todos los maestros y profesores tienen que poder enseñar y esto es lo que nos diferencia de esas concepciones de marketing. No hay que pensarlo de manera selectiva sino formativa Exactamente. Cuando se interroga acerca de si la calidad de la educación bajó mucho en los últimos años hay que pensar que antes se educaba a una elite; a los niños que tenían bibliotecas en sus casas y padres y madres que habían sido educados formalmente. Ahora se educa mucho mejor porque además se educa a más. Educar a un niño que viene educado y motivado puede ser más fácil. La escuela no estaba desafiada. Hoy está desafiada por una población creciente y muy diversa, entonces tiene que poder responder a esos desafíos y nosotros tenemos la responsabilidad política de acompañar a los maestros, de no dejarlos solos. Graciela Lombardi. Directora Ejecutiva del Instituto Nacional de Formación Docente. Es Licenciada en Ciencias de la Educación de la Universidad de Buenos Aires. Ha sido Directora de Capacitación, Perfeccionamiento y Actualización Docente en la Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y Coordinadora del Programa Nacional de Gestión de la Capacitación Docente en el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación.


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