Este artículo es el segundo de una serie de reflexiones en las que nuestro objetivo principal es la recuperación del espacio que no debió perder nunca la mujer. En ellos hacemos una revisión de aquellas mujeres heroínas, combatientes en una sociedad misógina, que han sido pensadoras influyentes en la labor creadora desarrollada por mujeres artistas contemporáneas. Este artículo está centrado en la figura de Hildegard von Bingen, monja polifacética y visionaria, que dejó su legado en distintas disciplinas como la escritura, pintura, música, ciencia, entre otras. Una heroína, en la que numerosas artistas han puesto su mirada como referente de empoderamiento y han dirigido su trabajo plástico hacia el misticismo, generando una conexión entre arte y espiritualidad. Recogemos una selección de artistas que se han servido de la mística, el silencio y las visiones en su proceso creativo para dar voz a un problema de género en esta sociedad y para trabajar en la lucha por la recuperación de un espacio que siempre debió pertenecer a la mujer. Artistas que, a través de su trabajo, reivindican un hueco en una sociedad falocentrista. Hildegard es un claro ejemplo de lo que denominamos mujeres heroínas en una sociedad misógina.
This is the second article of a whole series of reflections in which our main objective is to recover the space that the women should never have lost. In them we review those heroines, combatants in a misogynistic society, who have been influential thinkers in the creative work developed by contemporary women artists. This article is centered on the figure of Hildegard von Bingen, a versatile and visionary nun, who left her legacy in different disciplines such as writing, painting, music, science, among others. A heroine, in which many artists have set their sights as a benchmark for empowerment and have directed their artistic work towards mysticism, generating a connection between art and spirituality. We collect a selection of artists who have used mysticism, silence and visions in their creative process to give voice to a gender problem in this society and to work in the fight for the recovery of a space that should always have belonged to the woman. Artists who, through their work, claim a place in a phallocentric society. Hildegard is a clear example of what we call female heroines in a misogynistic society.
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