Actualmente los gobiernos estatales mantienen relaciones de igual importancia que los gobiernos federales o nacionales con empresas y representantes de otros países. El nuevo federalismo de las administraciones Reagan y Bush en Estados Unidos ha consistido en que el gobierno federal transfirió a los gobiernos estatales muchas responsabilidades, pero sin transferir recursos en la misma proporción. Y no sólo esto, sino que el gobierno federal les regresa cada vez menos dinero del que los estados le dan a la federación. Una clara muestra de esta situación es que mientras en 1980 los recursos que el gobierno federal dio a los gobiernos estatales y municipales representó alrededor del 2.2 por ciento del producto bruto nacional (68 billones de dólares), en 1988 sólo les otorgó el 1.3 por ciento (43 billones de dólares). En 1990, el gobierno federal añadió a los gastos corrientes estatales y locales 15 billones de dólares por una composición federal emitida a través de veinte nuevos decretos.
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