A pesar de que un tratado de la relevancia que tendrá el que se está negociando con Estados Unidos y Canadá no se había incluido en la plataforma del actual gobierno, sí forma parte de la línea de apertura internacional que se inició con el ingreso de México al GATT en 1986. Su efecto sobre la economía y la sociedad mexicana (incluyendo lo político y lo cultural) será determinante para la continuidad de las políticas internas y externas puestas en marcha por el presidente Salinas, y constituirá una de las transformaciones de mayor amplitud que haya tenido el país desde los años cuarenta.Si bien se le llama tratado de "libre comercio" (TLC), esto no significa que se vaya a dar un movimiento libre sólo de mercancías; dependiendo de la negociación, el tratado administrará y regulará la circulación de bienes y de servicios (seguros, transporte, etcétera), tanto como de la inversión y la propiedad intelectual.
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