El 16 de enero de 1991 dio inicio la guerra en el Golfo Pérsico, pero los efectos económicos de la misma se dejaron sentir desde el 2 de agosto de 1990, fecha en que a consecuencia de la invasión iraquí a Kuwait los mercados internacionales financieros, bursátiles y de materias primas, modificaron drásticamente su comportamiento; dentro de ellos, el más afectado y uno de los más importantes es el mercado petrolero. Independientemente del rechazo que éticamente origina la guerra, de las cuestiones de derecho internacional, de la opinión moral de cada persona, de daño ecológico y del retroceso que significa para la humanidad, la guerra es cansada y tiene efectos sobre las economías de los países que se involucran en ella, y tangencialmente en las economías del resto del mundo.
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