Tratar el aspecto de la demanda en el tema del transporte público es ver realmente el otro lado de la moneda; es decir, muchos de los aspectos que definen a la oferta encuentran parcialmente una contraparte explicativa en la demanda. Esta demanda se ha caracterizado por el dinamismo propio que han mostrado las grandes ciudades del país. La complejidad de la demanda de transporte urbano en general, y de transporte público de pasajeros en particular, presenta no sólo un reto técnico de ingeniería o de diseño urbanístico, sino también un reto de naturaleza política que es necesario abordar y resolver previamente en favor de los sectores mayoritarios de la colectividad, puesto que los recursos públicos, y particularmente los estatales, son muy limitados. La cuestión política radica en la prioridad y viabilidad real que presenten las acciones que el poder público decida ejercer para tratara de resolver el problema del transporte público masivo, frente a medidas que favorezcan el uso del vehículo particular y, por tanto, los intereses de la industria automovilístíca.
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