En la coyuntura económica actual, el tipo de cambio ha sido una de las variables macroeconómicas que ha recibido más atención. Su doble función, tanto como "ancla” de la inflación, y como regulador del comercio exterior, ha generado tensiones en los ámbitos monetario y de intercambio con el exterior. El hecho de que se haya reducido su ritmo de deslizamiento para disminuir las expectativas inflacionarias y que al mismo tiempo no pueda compensar su deterioro frente a otras divisas, provoca que se genere un déficit en el saldo comercial con el exterior, haciendo más atractivas las importaciones y desincentivando las exportaciones.
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