A pesar de la gran diversidad de fundadores -hombre y mujeres- de institutos de vida consagrada a lo largo de los siglos, podemos encontrar en ellos algunas características comunes. Todos tienen una misión común: seguir a Jesús. Misión que se traducirá posteriormente en diversidad de proyectos que tendrán que liderar. Su liderazgo estará siempre basado en el amor, fuente de creatividad e innovación. y habrá una serie de valores y virtudes comunes a todos ellos. Sin olvidar la importancia que tendrá su forma de comunicar para que el proyecto se desarrolle. Y siempre con una visión internacional. En este proyecto fundacional no faltarán los conflictos y los sufrimientos más intensos.
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