El número de personas que dan grandes giros en sus carreras ha aumentado considerablemente en la última década. Sin embargo, no hay tanta diferencia entre la persona que anhela el cambio, pero no lo hace, y la persona que da el salto para encontrar una nueva satisfacción en mitad de su vida profesional. El autor propone la adaptación de una táctica diferente que denomina la práctica de "la identidad de trabajo". En primer lugar descubrir la identidad del yo en nuestros roles profesionales, y en segundo lugar ser conscientes de cómo vivimos la vida profesional. Trabajar la identidad -se afirma- es una cuestión de habilidad y no de personalidad, y por tanto cualquiera que busque la renovación profesional puede aprender a hacerlo.
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