Cuando en 1787, el rey Jorge III de Inglaterra le otorgó un sueldo de cincuenta libras al año, Caroline Herschel alcanzó la independencia económica con la que había soñado durante años. Por primera vez, una mujer en Inglaterra vivía de su talento científico. Descubrió cometas, nebulosas, estrellas; analizó los cielos y catalogó muchos de sus elementos, labor que le valió el reconocimiento de la comunidad científica internacional.
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