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Resumen de El impacto de la COVID-19 en la transición energética: un enfoque global

David Robinson

  • español

    No hay ninguna razón convincente que empuje al optimismo en cuanto al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París para el clima. Sin embargo, a pesar de sus efectos devastadores sobre la salud y la prosperidad del mundo, la COVID-19 ha creado quizá la oportunidad para que los gobiernos y las empresas aceleren una transición energética que ya estaba en marcha y que iba tomando fuerza. Las consecuencias de la pandemia y las respuestas que ha recibido nos permiten vislumbrar el sistema de energía del futuro descarbonizado, y nos proporcionan una guía sobre cómo deben prepararse para ello las empresas y los legisladores. Ciertamente, la COVID-19 ha facilitado la justificación y ha abierto la oportunidad para que los gobiernos hagan un esfuerzo económico y apoyen una recuperación económica verde en un número de países importantes, una recuperación que no solo permita proporcionar ayuda a corto plazo, sino que también nos ayude a construir un futuro más sostenible. Por último, la pandemia ha puesto de manifiesto otros problemas globales —concretamente los limitados recursos de los gobiernos, la falta de resiliencia, la desigualdad, las tensiones comerciales, la deuda y la pobreza— que podrían poner en peligro la propia transición energética. La pandemia también ha servido para demostrar la importancia de la cooperación internacional, que será necesaria para una transición energética global satisfactoria, lo que a su vez ayudará a resolver los demás problemas. En resumen, la COVID-19 ha mejorado las perspectivas para la transición energética y facilita una mejor comprensión de cómo llevarla a cabo. Está todavía por verse, sin embargo, si sabremos aprovechar esta oportunidad.

  • English

    There is no compelling reason to be optimistic about meeting the goals of the Paris Climate Agreement. However, despite its devastating effects on world health and prosperity, COVID-19 has perhaps created the opportunity for governments and companies to accelerate an energy transition that was already underway and gathering steam. The consequences of the pandemic and the responses to it may provide some glimpses of the future decarbonised energy system and guidance on how companies and policy makers should prepare for it. COVID-19 has certainly provided the justification and the opportunity for governments to loosen their purse strings to support a green economic recovery in a number of major countries – a recovery that not only helps to provide short-term relief, but also to build for a more sustainable future. Finally, the pandemic has laid bare other global problems – notably limited governmental resources, lack of resiliency, income inequality, trade tensions, debt and poverty – that will inhibit the energy transition. It has also demonstrated the importance of the international cooperation that will be required for a successful global transition, which in turn will help address the other problems. In short, COVID-19 has improved the prospects for the energy transition and provided a better understanding of how to realise it. It remains to be seen, however, whether we will take advantage of this unique opportunity.


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