El artículo aborda la cuestión religiosa en la España de la Restauración como parte del proceso de la formación de la conciencia del “yo” moderno desde la perspectiva de una subjetividad sintiente. El anticlericalismo fue la expresión política de una emoción, la de la pérdida del miedo a Dios, entendida como la pérdida del miedo a la seguridad que provee un orden ya dictado. La emoción anticlerical, no necesariamente antirreligiosa, sería un estilo masculino de relación con el mundo. Una virilidad que invierte la gestión del miedo y de la confianza, es decir, las formas de expresión de la vulnerabilidad del hombre ante la inseguridad de lo desconocido, y sobre todo, ante la muerte.
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