Madrid, España
En un contexto de creciente complejidad de la gobernanza, los think tanks aparecen como actores cada vez más relevantes en el proceso de toma de decisiones y en la formulación de políticas. A través de una variada red de relaciones con el resto de los agentes del sistema político, estos “tanques de pensamiento” ejercen una notable influencia en la agenda de partidos políticos, medios de comunicación y gobiernos. En muchos casos de carácter transnacional, sus prácticas son cada vez más visibles en América Latina, una tendencia común en el resto del mundo. Basando su legitimidad en el manejo exhaustivo de información y en la producción de conocimiento experto, los think tanks desempeñan una labor de asesoría, provisión de cuadros, difusión de ideas y, en última instancia, creación de sentido común en la opinión pública. Ante esta creciente complejidad de actores y funciones, cabe plantearse una pregunta que consideramos relevante de cara a la calidad de la democracia en América Latina: ¿quién controla a estos actores?
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