París, Francia
En Argentina, después de la muerte de Néstor Kirchner, tres sectores sociales expresaban su descontento frente a la injusticia: los pueblos originarios, los trabajadores tercerizados y, los más activos, las familias sin techo. Las mejoras económicas que favorecieron al conjunto de la población en los últimos años habían forjado la convicción de la ilegitimidad de la exclusión territorial, a la cual era justo oponerse por medio de la ocupación de terrenos y viviendas vacantes. En diciembre de 2010, la toma del Parque Indoamericano, que duró más de una semana, se convirtió en un conflicto global, ya que más allá de poner de relieve las carencias habitacionales de la ciudad capital y la puja entre ocupantes y autoridades, favoreció que salieran a relucir otros conflictos latentes, políticos y jurisdiccionales que revelaron las fallas de la estructura de poder, de la legislación en materia de migraciones y de las instituciones argentinas. La importancia de este conflicto radica además en que catapulta al primer plano la inmigración reciente en Argentina y su acogida en la sociedad de destino. Recepción tanto material, por las condiciones de vida que se brindan, como simbólica, expresada en el grado de aceptación y de rechazo del otro inmigrante.
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