La infraestructuras son importantes porque generan accesibilidad y por lo tanto generan oportunidades de cualquier tipo, fundamentalmente de crecimiento, de progreso en definitiva. Y no puede haber progreso sin igualdad. Si las infraestructuras se convierten en un factor negativo en el momento de la toma de decisiones de desarrollo e inversión, estarán dificultando el desarrollo social, económico, ambiental, etc. Por lo tanto, la competitividad regional se verá ralentizada, frenada en muchos casos, si no conseguimos dotarnos de unas infraestructuras similares a las que disfrutan en otras zonas del territorio. La infraestructura tiene una importancia en sí misma como generadora de riqueza y, si está bien gestionada es fundamental para favorecer el desarrollo local, desde dentro.
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