En los últimos años, las deficiencias de la asistencia primaria tradicional prestada en los ambulatorios, han sido ampliamente debatidas y puestas sobre la mesa, pasando de ser una declaración de buenas intenciones a la puesta en marcha real.
Mientras hasta hace bien poco, el denominador común y la principal característica de la asistencia prestada por los médicos de cabecera, pediatras y otros profesionales de los susodichos ambulatorios ha sido la de expedir recetas, con la puesta en funcionamiento de las áreas básicas de salud, cada enfermo deberá tener una historia socio-sanitaria, inexistente hasta en momento y el trabajo en equipo de los diversos profesionales que integran las áreas básicas (área médica, área de enfermería y área de trabajo social,...) deberá ser, amén de las excepciones que siempre se dan en el trabajo diario, la tónica dominante. Por ello, si hasta hace bien poco solo se prestaba asistencia, ahora deberán incorporarse la rehabilitación, prevención y promoción de la salud.
Según la declaración de Alma-ata, "La salud es un derecho fundamental de la persona. El pueblo tiene el derecho y el deber de participar individualmente y colectivamente en la planificación y aplicación de la atención a su salud".
Es evidente que este concepto de salud exige un nuevo modelo sanitario que contemple la globalidad, territorialidad, no discriminación, interdisciplinariedad, atención personalizada, participación de la población... Todos ellos, aspectos sobre los que actualmente ya se está interviniendo desde las diferentes Direcciones Generales de planificación, tanto de Sanidad como de Bienestar Social.
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