La condición social humana, discutida desde la filosofía griega antigua a partir de la postulación aristotélica del hombre como un animal social, ofreció la posibilidad inicial para la reflexión formal y antropológica sobre la naturaleza misma del ser humano como un ser individual y colectivo. Esta perspectiva nos permite hoy desde las diferentes ciencias humanas entender la condición social como un aspecto que determina de manera natural en el ser humano la disposición y la necesidad de convivir con los demás. En consecuencia, la reflexión sobre la con-vivencia juega un papel indispensable tanto en la vida cotidiana como en el ámbito educativo, desde donde es posible realizar valiosos aportes, siendo pertinente para el contexto actual que la reflexión pedagógica dirija su mirada hacia el análisis de la condición misma del ser humano, que podría entenderse desde la relación dialógica entre un yo y un nosotros, donde las inquietudes generadas desde la interacción de ambas categorías permitan buscar caminos hacia la conquista de una coexistencia asertiva, cooperativa y pacífica; y qué mejor estrategia que el arte en la escuela para orientar la creación de esos espacios que posibiliten la verdadera y sana convivencia. Así que uno de los grandes retos del educador de hoy es asumir el compromiso de humanizar al individuo y buscar las herramientas lúdicas que le permitan sensibilizar, expresar, crear alternativas de solución pacífica para una sana convivencia. Encontrando en las competencias artísticas un valioso recurso para la formación humanizante.
El educador, desde siempre, ha tenido la necesidad de cuestionarse sobre las condiciones del ser humano frente a la sociabilidad misma, esto permite el repensar el verdadero sentido de la práctica educativa. La escuela es uno de los principales espacios socializadores que debe asumir un papel trasformador y formador de experiencias significativas, un medio de interacción donde sea posible de manera integral facilitar la formación y el desarrollo del ser.
En consecuencia, desde esta propuesta validamos el verdadero sentido de la educación reconociendo la escuela como un escenario que hace posible la promoción de relaciones humanas positivas donde se potencialicen las competencias artísticas, ciudadanas y comunicativas a partir de experiencias pedagógicas que las promuevan y donde la expresión artística se convierta en un medio para el desarrollo de estas.
La población beneficiaria de este proyecto son los estudiantes de la Institución Educativa Distrital Reuven Feuerstein, docentes y personal administrativo, pertenecientes a los estratos 1 y 2 de la sociedad de Barranquilla - Colombia, ubicados específicamente en los barrios: Ciudadela 20 de Julio, Carrizal, Conidec, 7 de abril, Los Girasoles, Buenos Aires, ambientes caracterizados por condiciones de alta vulnerabilidad y escasos recursos económicos. Estudiantes niños, niñas y jóvenes cuyas edades oscilan entre los 5 y 17 años, de los grados Transición a Undécimo, quienes representan la verdadera motivación para la implementación de proyectos que estén orientados a resignificar el espacio escolar y a dignificar el sentido de lo humano.
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