Las estafas en las ventas de pisos sobre plano han arruinado a decenas de miles de familias rusas. Frente a las protestas, el Estado ha empezado a indemnizar a los afectados a la vez que promete mejorar las regulaciones del mercado inmobiliario. Se trata, en fin, de convencer a la población de la antigua URSS de que la vivienda, antaño bien esencial proporcionado por el Estado, es ahora un bien de mercado como los demás.
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