Acostarse por la noche, dormir de un tirón, despertarse por la mañana resulta de lo más normal. Esta secuencia parece tan natural que interrumpirla a mitad noche se considera un desajuste. Pero no siempre fue así. Durante milenios, el reposo humano se veía interrumpido por una fase de duermevela nocturna. Un momento para uno mismo de ensoñaciones neblinosas que abría una puerta al inconsciente.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados