Georges Bonan, Mireya Danilo, Jaime Pujol Carabantes
Como en otros centros históricos, en la comuna de Santiago, corazón de la metrópolis capital de Chile, coexisten el mayor número de equipamientos urbanos junto a una población flotante equivalente a un tercio de los habitantes de la ciudad, la mayor concentración de inmuebles patrimoniales del país, en buena medida deteriorados, y una población residencial en aumento, que demanda crecientemente respeto por el patrimonio y conformada por al menos un décimo de población migrante extranjera. Esta particular combinación impulsó a un equipo de la Municipalidad de Santiago a desarrollar una reflexión transversal para aportar en la definición de su política de desarrollo urbano. Esta iniciativa, se denominó “Hábitat Patrimonial y Mixidad Social”, la cual tuvo una serie de derivaciones sobre acciones concretas que se llevaron a cabo durante la administración municipal de la alcaldesa Carolina Tohá (2012-2016), en particular en el contexto de los avances para el lanzamiento de un programa de arriendo social municipal y de la creación del Programa de Revitalización de Barrios e Infraestructura Patrimonial Emblemática (PRBIPE) a nivel nacional. Ambos consideran, entre otros aspectos, la recuperación de inmuebles patrimoniales y la construcción de viviendas nuevas en contexto patrimonial, para generar arriendo social de viviendas y de locales comerciales, fortaleciendo tanto la necesaria oferta residencial para los más vulnerables como también el desarrollo económico local
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