Debajo de las gradas del campo deportivo de la Universidad de Chicago, ocurrió la primera reacción en cadena nuclear autosostenida en 1942. En un marco de madera, bloques de grafito intercalados con uranio formaban la "pila": el reactor nuclear. Arriba, una barra de control colgaba de una cuerda, y un hombre vestido con ropa protectora estaba parado, listo para cortar la cuerda con un hacha si algo fallaba. Las varillas caerían en el núcleo del reactor, interrumpiendo la reacción en cadena. El hombre personificó el primer sistema de seguridad nuclear del mundo.
En las décadas siguientes, la seguridad ha influido en la evolución de los reactores, desde prototipos en la década de 1950 y reactores de potencia comercializados en la década de 1960 hasta diseños avanzados que aparecieron en la década de 1990. Muy lejos de ese hombre del hacha original, los reactores de hoy cuentan con diseños y sistemas que garantizan un alto nivel de seguridad.
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