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Resumen de Fracking como política energética en el México de la 4T y su impacto en los derechos humanos

Luis Gerardo Samaniego Santamaría

  • español

    México vive una transformación producto de la alternancia en el poder desde el año 2018, que supone todo un cambio radical en la forma de gobernar a la que se le ha denominado la cuarta transformación. Uno de esos cambios anunciados por el actual titular del poder ejecutivo es el relativo a la política energética y su impulso a la compañía de petróleos mexicanos denomina-da PEMEX, con la construcción de una nueva refinería (en Dos Bocas, Tabasco), y una fuerte inversión para las actividades de extracción de petróleo y gas, tanto convencionales como no convencionales. Desde la campaña presidencial hasta en el ejercicio del poder, el actual titular del poder ejecutivo (Andrés Manuel López Obrador), manifestó que como parte de la política energética de su gobierno quedaría prohibida la utilización de la técnica de extracción de gas y petróleo shale, a través de la fracturación hidráulica o también conocida como fracking en México, debido a los fuertes impactos ambientales y la afectación de los derechos humanos que conlleva el uso de esta técnica extractiva. Sin embargo, en la práctica esto no ha sucedido ya que no solo no se ha prohibido, sin que además a través de la Comisión Nacional de Hidrocarburos se han otorgado nuevas concesiones a PEMEX para llevar a cabo fracking en México, e incluso se han destinado mayores recursos económicos para realizar esta técnica extractiva. Lo ante-rior, representa una contradicción entre el discurso político y la política energética orientada a la extracción de recursos naturales no renovables, además de una orientación contraria a los Acuerdos asumidos por el Estado mexicano en el Acuerdo de París de 2015, para combatir el cambio climático y la protección de los derechos humanos.

  • English

    Mexico lives a transformation product of the alternation in politic power since 2018, which represents a radical change in the way of governing which has been called the fourth trans-formation. One of those changes announced by the current head of the executive branch is that related to energy policy and its impetus to the Mexican oil company called PEMEX, with the construction of a new refinery (in Dos Bocas, Tabasco), and a strong investment for oil and gas extraction activities, both conventional and unconventional. From the presidential campaign to the exercise of power, the current head of the executive branch (Andrés Manuel López Obrador), said that as part of his government’s energy policy, the use of the shale oil and gas extraction technique would be prohibited, through hydraulic fracturing or also known as fracking in Mexico, due to the strong environmental impacts and the affectation of human rights that the use of this extractive technique entails. However, in practice this has not hap-pened since not only has it not been prohibited, but also through the National Hydrocarbons Commission, new concessions have been granted to PEMEX to carry out fracking in Mexico, and have even been destined greater economic resources to carry out this extractive technique. The foregoing represents a contradiction between political discourse and energy policy aimed at the extraction of non-renewable natural resources, as well as an orientation contrary to the Agreements assumed by the Mexican State in the 2015 Paris Agreement, to combat climate change and the protection of human rights.


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