Con frecuencia se ha responsabilizado al sector agrario como principal causante del atraso económico español, pero a la vista de las nuevas aportaciones se va atemperando esta percepción. Los factores institucionales cobran especial importancia en el contexto de unas políticas agrarias erróneas que lastraban su desarrollo y condenaban a la miseria a una gran parte de la población. España se incorporó tarde a las políticas liberalizadoras de los derechos de propiedad y del comercio debido a una organización económica ineficaz, lo que supuso un freno importante para la modernización del sector agrario y poder contribuir así al crecimiento económico en condiciones similares a los países de nuestro entorno.
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