Dentro del reinado de Felipe II, la jornada de Finale no fue uno de los acontecimientos bélicos de renombre. La ocupación de este estratégico marquesado, enclavado en la costa del mar de Liguria, se hizo de manera expeditiva en poco más de un mes. En este sentido, su duración palidece frente a la guerra de Flandes. Y su coste se aleja de los grandes gastos que implicó la jornada de Inglaterra. Sin embargo, valorado en su justa medida, el conflicto de Finale brinda luz sobre varios aspectos de la política de la monarquía filipina en Italia, pudiéndose calificar de excepcional en tanto en cuanto único ejemplo de expansión ofensiva efectuado en Europa por Felipe II. El conflicto permite observar cuáles eran las necesidades que en la organización militar del Stato milanés, la frontera entre Francia y la Italia española, se sentían como más acuciantes, tanto desde la óptica del gobierno del Milanesado como en la corte de Madrid. De la misma forma que se representan claramente cuáles eran los peligros que amenazan con subvertir la paz de Cateau-Cambresis (1559) y romper la frágil “quietud de Italia”. Precisamente, estos peligros constituyen el reverso de la moneda, el de los límites a una política de expansión, no sólo por la ruptura del status quo frente a los enemigos, sino especialmente en relación a las potencias aliadas, como Génova, Saboya o el emperador, señor eminente del norte de Italia. Es en estos diferentes sentidos que Finale deviene en ejemplo de la potencialidad inherente del Milanesado como “corazón de la Monarquía” y “plaza de armas” de la misma.
Within the reign of Philip II, the Finale journey was not one of the renowned warlike events. The occupation of this strategic marquisate, nestled on the coast of the Ligurian Sea, was carried out expeditiously in just over a month. In this sense, its duration pales in the face of the war in Flanders. And its cost is far from the great expenses that the day in England implied. However, properly assessed, the Finale conflict sheds light on various aspects of the policy of the Philippine monarchy in Italy, and can be described as exceptional as the only example of offensive expansion carried out in Europe by Philip II. The conflict allows us to observe what were the needs that in the military organization of the Milanese Stato, the border between France and Spanish Italy, felt as more pressing, both from the perspective of the Milanese government and in the court of Madrid. In the same way that the dangers that threaten to subvert the peace of Cateau-Cambresis (1559) and break the fragile "quiet of Italy" are clearly represented. Precisely, these dangers constitute the reverse of the coin, that of the limits to an expansion policy, not only due to the breakdown of the status quo in the face of enemies, but especially in relation to the allied powers, such as Genoa, Savoy or the emperor , eminent lord of northern Italy. It is in these different senses that Finale becomes an example of the Milanesado's inherent potential as the “heart of the Monarchy” and its “main square”.
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