Julián López Colás, Alda Botelho Azevedo, Juan Antonio Módenes Cabrerizo
La inseguridad residencial ya es una dimensión estructural del riesgo en las sociedades occidentales, cuyo alcance potencial, tras la crisis, llega al conjunto de la población. Mientras que en el pasado la investigación crítica sobre vivienda se centraba en las dificultades de los jóvenes o los más desfavorecidos para acceder a una vivienda, actualmente el análisis de la inestabilidad y la inseguridad residencial tras el acceso ha ganado terreno. Que afecte frecuentemente a hogares de capas medias ha contribuido, quizá de manera perversa, a que sea objeto de debate creciente en los ámbitos mediático, político y también científico. Muchos factores que han contribuido al aumento de la inseguridad residencial tienen un trasfondo institucional, coherentes a escala estatal y comparables internacionalmente mediante el empleo del paradigma analítico de los regímenes residenciales. Usaremos la agrupación de países propuesta por Dewilde y Decker (2016) que destaca por el rigor en su definición, su actualidad y su simplicidad, y completa otras propuestas, recopiladas por Módenes et al., 2013 y Azevedo, 2016. Dewilde y Decker proponen que los crecientes problemas para costearse la vivienda tienen relación con los diferentes niveles estatales de financiarización de la vivienda, los cuales pueden agruparse regionalmente. Un primer grupo lo formarían países con un régimen de alquiler unitario, es decir, con una cierta protección del alquiler privado y donde la oferta pública sirve como referente del funcionamiento del mercado. Alemania sería el ejemplo paradigmático. Un segundo grupo contaría con mayor peso de la financiarización residencial y un sistema dual de alquiler, donde la oferta y precios del alquiler privado no se ven condicionados por la oferta de alquiler público que ya no tiene vocación universal. Francia como ejemplo. Los países del Sur de Europa no cuentan con un parque social de vivienda pública de alquiler, la presencia de la propiedad ha sido dominante y el régimen de bienestar ha dependido de la familia. Podemos añadir un cuarto grupo de países del Este de Europa con rasgos residenciales e históricos comunes todavía relevantes. Los países del Este de Europa vivieron una brusca transición entre un sistema de vivienda estatalista y la situación actual de libre mercado en la generación de nueva oferta. Esta oposición de modelos se observa en un intenso contraste generacional entre edades. Polonia sería un representante sólido de este modelo.
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