Nuestra crónica comienza cuando un profesor convierte su afición al vidrio en un método original y divertido de enseñanza. De su mano, el alumno aprende a estudiar coleccionando; pero también va desvelando los secretos de uno de los materiales más antiguos, bellos y fascinantes creados por la humanidad. Hay una cierta analogía entre el vidrio y el amor, los dos son misteriosamente impredecibles, fuertes y delicados a la vez; pero si se rompen, ya nunca se pueden reparar. Al indagar sobre el vidrio, uno va descubriendo, sorprendido, que también sirve de hilo conductor para entender el desarrollo de la civilización occidental. De esta manera un capricho frívolo como es amontonar objetos de vidrio, estructurado con una base científica y cronológica, logra transformarse en un buen instrumento para enseñar la asignatura de Historia.
Our chronicle begins when a teacher turns his love of glass into an original and fun method of teaching. From his hand, the student learns to study, analyse and classify by collecting; but also, gradually, reveals the secrets of one of the oldest, most beautiful and fascinating materials created by man. There is a certain analogy between glass and love, the two are mysteriously unpredictable, strong and delicate at the same time; but if they break, they can never be repaired. When looking into the origins of the art and glass industry, one discovers, surprised, that it also serves as a common thread to understand the development of the western world. In this way, a whim as frivolous as stacking glass objects, built on a scientific and chronological basis, becomes an effective teaching tool.
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