Es una pieza indispensable, pero ahora en invierno, con las bajas temperaturas no resultan muy acogedoras. Nuestra respiración caliente se enfría rápidamente, entrando en contacto con el aire exterior y no le da tiempo a condensarse fuera, de ahí esa sensación de humedad. Por este motivo, es recomendable proteger del frío a la mascarilla con alguna prenda aislante y que nos permita respirar.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados