En las últimas décadas, se han multiplicado las etiquetas usadas para referirse al arte que, de una u otra forma, promueve la participación de audiencias allende de la práctica espectatorial: arte participativo, arte comunitario, estética relacional, arte contextual, arte colaborativo, estética dialógica, estética social, intervención artística, arte-acción... Con frecuencia se insiste que este tipo de arte, el cual suele tener una intención política manifiesta, promueve la creación de nuevas situaciones afectivas, de vínculos emocionales entre sectores sociales que de otra forma quizás no se encontrarían. Sin embargo, es preciso reconocer que, en no pocas ocasiones, esta intención es insuficiente para que pueda tener un impacto social significativo y que, incluso, la participación se ha convertido en un leitmotif del canon artístico internacional contemporáneo. En este texto realizo un recorrido por algunas obras participativas realizadas en los dos contextos nacionales que he habitado en años recientes: el estadounidense y el colombiano. Haciendo hincapié en la dimensión afectiva de las obras, discuto tanto sus alcances como sus limitaciones políticas, sugiriendo que este tipo de arte, parafraseando a Stuart Hall, se realiza siempre “sin garantías”.
In recent decades, we have seen the multiplication of the labels use to refer to art works that, in one way or another, promote audience participation beyond spectatorial practice: participatory art, community art, relational aesthetics, contextual art, collaborative art, dialogic aesthetics, social aesthetics, artistic intervention, action-art... It is often insisted that this type of art, which usually has a manifest political intention, promotes the creation of new affective situations, of emotional bonds between social sectors that otherwise might not coincide. However, we must recognize that, frequently, this intention is insufficient for this art to have a significant social impact and that participation has even become a leitmotiv of the canon of international contemporary art. In this essay I address several participatory art works developed in the the two national contexts that I have inhabited in recent years: the United States and Colombia. Emphasizing the affective dimension of the works, I discuss their political scope and limitations, suggesting that this type of art, to paraphrase Stuart Hall, is always created “without guarantees”.
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