Uno de los aspectos más relevantes del mundo actual es su globalización. Esta incide en todos los ámbitos de la vida humana: el tecnológico, el político, el sociológico y, especialmente, en el económico. A nivel europeo, la globalización se enmarca dentro del proceso de integración iniciado mediante el Tratado de Roma de 1957, acelerado a través del Tratado de la Unión Europea de 1991 y que llegará a una de sus metas más importantes a partir de 1998. Este nuevo escenario, con toda seguridad, afectará a las conductas de los ciudadanos de la Unión Europea y, sin duda, implicará nuevas oportunidades y amenazas para los agentes económicos y sociales de la Unión.
Desde una perspectiva empresarial, este nuevo escenario integrador inducirá a buscar nuevas oportunidades y a detectar posibles amenazas en las diferentes problemáticas que afectan a la empresa: aprovisionamiento de factores, producción, logística interna, finanzas, comercialización, organización y, en definitiva, afectará a la propia localización empresarial.
Por otra parte, el actual proceso globalizador se complementa con un proceso, cada vez más importante, de concentración geográfica de la producción. En otras palabras, la tendencia de la economía mundial capitalista sigue dos líneas que a primera vista parecen contradictorias, pero que sin embargo se complementan. Por un lado, una línea que podemos definir como internacional y que está facilitando la globalización e integración de la economía y, por otro lado, una línea espacial que remarca la importancia del territorio como un espacio geográfico donde se concentra la producción.
En función de las consideraciones anteriores, el objetivo de esta comunicación es presentar y analizar un modelo cualitativo para la toma de decisiones de localización empresarial que tenga en cuenta las dos dimensiones analizadas; es decir, la importancia de la globalización e integración económica y de la concentración geográfica de la producción.
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