Perú
La historia de los términos «Paracas», «Ocucaje» y «Topará», así como de las cronologías relativas que les sirvieron de fundamento conceptual, demuestran que sus definiciones respectivas se desprenden del estado de conocimientos y de las metodologías que estuvieron en uso en la época de su formulación. Por una casualidad de la historia, las primeras interpretaciones del «origen» de la complejidad social en la costa sur por Julio C. Tello se fundamentaron en sus excavaciones en la bahía de Paracas (Cerro Colorado-Wari Kayan y Arena Blanca-Cabezas Largas), un sitio en la frontera entre dos áreas culturales diferentes: Topará al norte y Ocucaje-Nasca al sur del valle de Pisco. Las diferencias atañen a las tradiciones tecnológicas alfareras y la arquitectura monumental, entre otros aspectos. Dichas áreas se consolidan como tales después del ocaso de Chavín de Huantar, justo en la transición entre dos períodos que John H. Rowe definiría años después como el Horizonte Temprano y el Período Intermedio Temprano. Desde los descubrimientos de Tello, la mayoría de arqueólogos peruanos y europeos optó por llamar Paracas a todas las expresiones materiales del Período Formativo pre-Nasca de la Costa Sur en el primer milenio a.C., y asimismo, por considerarlas a priori componentes de una sola cultura, creada por un determinado grupo humano. Los resultados de las investigaciones recientes, incluyendo el análisis del material cerámico de la fase Paracas Cavernas que hacen los autores de este artículo, invitan a la revisión crítica de tales interpretaciones. Los especímenes procedentes de las excavaciones de Tello y conservados en el Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (MNAAHP) pertenecen a diferentes estilos. Especímenes pertenecientes a tradiciones tecnológicas y estilísticas notablemente distintas fueron registrados por Tello dentro del mismo contexto funerario. Uno de los estilos dominantes se conoce bajo el nombre de Topará (fases Jahuay y Chongos), pero hay también vasijas Ocucaje del valle alto y medio de Ica, así como una pieza importada del valle del Mantaro. La presencia del estilo Topará en la fase Cavernas brinda argumentos de peso para considerar la península de Paracas como frontera, y como lugar de interacción entre las áreas «Topará» y «Ocucaje-Nasca». Asimismo, este hecho se suma a varios otros para sugerir plena continuidad entre las fases que Tello consideraba expresiones de dos culturas diferentes, la Paracas-Cavernas y la Paracas-Necrópolis.
The story of the terms «Paracas», «Ocucaje» and «Topará», as well as the relative chronologies that served as conceptual basis for these terms, demonstrate that their definitions emerge from the state of knowledge and methodologies that were in use at the time of its formulation. By an accident of history, the first interpretations of the «origin» of social complexity on the south coast by Julio C. Tello were based on his excavations in the Paracas Bay (Cerro Colorado-Wari Kayan and Arena Blanca-Cabezas Largas), a site located on the border between two different cultural areas: Topará to the north and Ocucaje-Nasca, to the south of the Pisco valley. The differences relate to technological pottery traditions and monumental architecture, among others. These areas are formed as such after the dusk of Chavin, right at the transition between two periods that would be defined years later as the Early Horizon and Early Intermediate Period by John H. Rowe. Since the discovery of Tello, most Peruvian and European archaeologists chose to call «Paracas» all material expressions of the Formative (pre-Nasca) Period on the southern coast at the first millennium BC, and likewise to consider them a priori as components of a single culture, created by a particular group. The results of recent research, including the analysis of ceramics of the «Paracas Cavernas» phase made by the authors of this article, invite to a critical review of such interpretations. Specimens preserved today in the Museum of Archaeology, Anthropology and History of Peru (MNAAHP) belonging to different technological and stylistic traditions were recorded by Tello in the same funerary context. Topara is a dominant style (Jahuay and Chongos phases), but there are also Ocucaje style ceramics from the upper and middle valley of Ica, as well as a piece imported from the Mantaro Valley. The presence of Topará style in the Cavernas phase provides strong arguments to consider the Paracas Peninsula as a border, and a place of interaction between «Topará» and «Ocucaje-Nasca» areas. Also, this fact among others suggests full continuity between the phases that Tello considered expressions of two different cultures, the Paracas-Cavernas and Paracas-Necropolis.
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