La irrigación sanguínea del sistema nervioso tiene una importancia extraordinaria, debido a la alta especialización de sus células y su conocida vulnerabilidad a la privación de oxígeno. Si a esto se añade la incapacidad de regeneración de las mismas, el efecto de la interrupción del aporte sanguíneo representa siempre un riesgo de destrucción que es generalmente definitiva, aunque no todas las estructuras del sistema nervioso presentan la misma susceptibilidad a la anoxia y a la isquemia. El encéfalo es una de las partes del sistema nervioso que más se afecta cuando hay lesiones de los vasos sanguíneos encargados de su irrigación. Nos motivamos a realizar este trabajo porque consideramos necesaria la profundización en los conocimientos sobre la distribución por el organismo humano de los vasos sanguíneos que desempeñan esta importante función.
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