Cédula del 22 de Diciembre de 1761 sobre la liquidación de la Cas de las Cuentas y la creación del Real Erario

• Autores: Manuel Benavente Rodrigues
• Localización: La Unión Europea, un reto para las empresas y los profesionales españoles / coord. por Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas, Vol. 1, 1997, ISBN 8486414946, págs. 845-870
• Idioma: español
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• Resumen

  • Esta Cédula constituye una de las llaves maestras de la moderna Contabilidad Pública en Portugal.

    En efecto, junto al Real Decreto de 1755 que creó la Junta de Comercio y los Estatutos del Aula de Comercio —una de las primeras Escuelas de Contabilidad y Comercio de Europa, si no la primera—, esta Cédula representa un monumento del riguroso centralismo que la dictadura de Pombal impuso en la vida pública portuguesa.

    De este modo, se trata de un documento extremamente importante para el estudio de las raíces de la Contabilidad Pública moderna en nuestro país constituyendo también una muestra del llamado despotismo ilustrado entre el Portugal renacentista y barroco de Manuel I y Felipe II y el Portugal liberal del siglo XIX.

    Antes del Erario Regio, la institución que controlaba las cuentas en Portugal era la Casa de las Cuentas (Casa das Contos). Pero, a pesar de que esta institución procuró hacer frente a las dificultades que se presentaban cada vez en mayor medida con reformas sucesivas, como las de 1516, 1550, 1560 y 1627, por citar sólo las más importantes, lo cierto es que con el curso de los siglos y la creciente complejidad de la máquina económica y financiera, el descalabro iba en aumento. ¿De qué modo? Pues, por ejemplo, asignando los ingresos a determinados gastos, descentralizando el gasto, con lo que se hacía imposible su control, permitiendo que diversos organismos librasen órdenes de pago y que funcionarios de la Hacienda periférica retuviesen indebidamente los ingresos.

    La partida doble introducida en la Contabilidad Pública por el conde de Oeiras fue, sin duda, una innovación importante en el Portugal setecentista como forma ambiciosa de intentar controlar no sólo la contabilidad central sino también las cuentas locales.

    ¿Se hacía ya lo mismo en Europa? Sin duda, pero es preciso no olvidar que Portugal, recostado en el Atlántico, experimentó siempre las ventajas y desventajas que su situación periférica le impuso: la misma fuerza centrifuga que nos hizo ser los primeros en construir un imperio ultramarino, nos obligó también a ser de los últimos europeos en gozar de los avances científicos y técnicos que esta misma Europa producía.

    Por otra parte, aunque el siglo XVIII fue en Portugal el siglo del oro y de las piedras preciosas, los cuantiosos gastos del ostentoso rey Juan V junto con la constante disminución de la producción de oro brasileño, tenían que hacer surgir, necesariamente, como contrapunto, un protagonista más parsimonioso en el gasto, que impusiera un mejor control en el Erario.

    A estas razones históricas se vino a añadir otra no menos importante a la par que inesperada: el terremoto de 1755. No es de extrañar, pues, la promulgación de esta Cédula, que permitió al poder político no sólo un mayor rigor en los gastos del Erario, sino también un mayor control de los ciudadanos.

    Así, tal vez pueda decirse que, sólo merced a un centralismo feroz riguroso, la sociedad del siglo XVIII consiguió sobrevivir... Gracias a este centralismo y a la preciosa ayuda de la contabilidad y de los técnicos, más o menos competentes, que el poder comenzó a formar en 1756 en el Aula de Comercio.