Este Manifiesto desea convencer de la importancia de cultivar las Bellas Artes en la enseñanza, en los niños, y de su relación con el cultivo de la inteligencia. La poesía, la música, el dibujo, la pintura, la filosofía son transmisores de la Belleza, que va indisolublemente unida a la razón, a la verdad. Un profesor tiene que saber cómo encender de conocimiento el alma y el pensamiento de sus alumnos, cómo transmitirles el fuego sagrado de la Cultura. Y para mantener encendido ese fuego, la búsqueda de la Belleza, las Bellas Artes son imprescindibles.
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