En este artículo ofrezco una reconstrucción de la explicación de los primeros estoicos de por qué los seres humanos se vuelven malos, conocida como la doctrina de la «doble perversión», y coloco esta doctrina en su contexto helenístico. Lo hago sobre la base de las fuentes existentes, yendo más allá de las colecciones estándares de testimonios sobre los estoicos, y con especial énfasis en el relato de Calcidio, probablemente algo más largo de lo que a menudo se supone. Las dos causas identificadas por los primeros estoicos se enuncian primero en el propio pensamiento estoico y, posteriormente, se colocan en el contexto del debate sobre la conducta humana entre las diferentes escuelas de pensamiento que surgieron durante el período helenístico. Con respecto a la primera causa, la persuasión de los asuntos externos, sostengo que los primeros estoicos de hecho atacaron a los epicúreos, argumentando que los humanos no deberían dejarse engañar por la naturaleza placentera de algunas cosas. Con respecto a la segunda causa, la influencia verbal de otros, los primeros estoicos en realidad siguieron a Sócrates y a los cínicos al enfatizar la importancia de pensar en contra de la opinión común.
In this article I offer a reconstruction of the early Stoics’ account of why human beings become bad, which they referred to as the doctrine of «double perversion», and place this doctrine in its Hellenistic context. I do so on the basis of the extant sources, going beyond the standard collections of evidence on the Stoics, and with particular emphasis on Calcidius’ account, which I suggest is somewhat longer than often assumed. The two causes the early Stoics identified are each first set out within Stoic thought itself and subsequently placed against the background of the debate about human conduct among the different schools of thought that emerged in the Hellenistic period. With regard to the first cause, persuasiveness of external matters, I maintain that the early Stoics in fact attacked the Epicureans, arguing that humans should not be misled by the pleasurable nature of some things. With regard to the second cause, verbal influence by others, the early Stoics actually followed Socrates and the Cynics in emphasizing the importance of thinking against common opinion.
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