Cuando los cristianos integran en su profesión de fe a la “Iglesia una (…) apostólica” expresan lo siguiente: el testimonio fidedigno de los Apóstoles es el fundamento de su fe en el Dios trino, en el que depositan su confianza. Con ello no dicen que los que, en sucesión apostólica, orientan de oficio el Evangelio, tengan necesariamente que ser varones. Roma ha dado por terminado el debate demasiado pronto (1976/1994) y, entretanto, se ha convertido en una pregunta por el poder.
“Apostolizität und Macht. Ein Konflict aus neutestamentlicher Sicht”, Bibel und Kirche, 74 (2019) 84-94
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