Sus primeros 100 días al frente del Gobierno rojiverde han estado marcados por la falta de sintonía con sus socios verdes y por las contradicciones. Y también por la firmeza en la defensa de los intereses alemanes en Europa, lo que le ha granjeado varias antipatías. Schröder, el canciller que trasladará en mayo la sede del Gobierno federal a Berlín, admite sus errores, pero los atribuye a querer abarcar mucho en poco tiempo.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados