Este artículo tiene como objetivo explorar, a través de la obra de Dinah Diwan y Stéphanie Saadé, el impacto a largo plazo y a pequeña escala de la partida del hogar. En una apuesta que se aleja de las grandes narrativas del viaje, el análisis de las obras se centra en el impulso a recordar, restaurar y recorrer el paisaje nativo aprendido en la rutina y la repetición. En esta aproximación a la tierra natal, el arte se convierte en un territorio donde explorar otras maneras de habitar y ser en el mundo en una época de tránsito intensificado. Más que ser la travesía la morada del arte, este emerge como espacio para errar y desplegar relatos del lugar que, desde la experiencia personal, desafían definiciones y representaciones más convencionales del mismo.
The aim of this article is to explore the long-term and small scale effect of home departure through the work of Dinah Diwan and Stéphanie Saadé. In an approach that moves away from great narratives of travel, the analysis of the pieces focuses on the impulse to remember, restore and traverse the native landscape, learnt from routine and reiteration. In this homecoming, art becomes a territory to explore other ways of inhabiting and being in the world in an era of intensified transit. Rather than the journey being art’s home, art itself emerges as a space to wander in and for stories of places to unfold. These stories of place take personal experience as a point of departure to challenge more conventional definitions and representations.
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