El bien común como fin absoluto de la persona implica una totalidad de bienes humanos que pueden englobarse bajo la razón de felicidad humana plena. Como el bien común es la razón justificativa de todo uso recto del poder político, de toda motivación de las leyes que rigen un pueblo y de todos los procesos de creación y reparto de bienes económicos, cabe decir que la felicidad humana es término final de todo gobierno, de todo el orden jurídico y del económico. Sto. Tomás aplicó la concepción eudemónica aristotélica a la filosofía política, a la jurídica y a la económica. Y, además, se sirvió de esta doctrina para explicar teológicamente el tema de la felicidad eterna sobrenatural.
En la edad moderna el pensamiento liberal se ha separado de esta teoría, pues no conoce otra promoción de la felicidad que la subjetiva del individuo. Esto se comprueba por la exposición de dos teóricos de la filosofía liberal política: N. Nozick, y Michael Novak. Aunque a veces se haya querido dar una interpretación liberal a la filosofía política de Santo Tomás, sus presupuestos son radicalmente distintos.
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