La guerra de nuestro tiempo ha tomado la forma de contrainsurgencia posmoderna. Esto es, el conflicto asimétrico por excelencia, irregular, de carácter civil, prolongado y en el que la resistencia se demuestra como el factor clave para no ser derrotados en un mundo dominado por las percepciones. El carácter posmoderno de este conflicto genera una contradicción in terminis, puesto que rompe el de por sí delicado continuum entre guerra y política definido por Clausewitz y que ha enmarcado históricamente las relaciones internacionales.
La posmodernidad aplica a las guerras las dinámicas de los mercados, sustituye la victoria por el éxito y hace imposible que unos efectos militares tangibles se alineen con un universo político que consume percepciones noseológicas y sociológicas. El fracaso de las dos grandes guerras que este formato nos ha ofrecido en el siglo XXI, sin embargo, nos permite aventurar que los Gobiernos occidentales han resultado vacunados contra tentaciones de este tipo por una larga temporada.
The so called ‘war of our times’ has adopted the format of a postmodernist counterinsurgency, namely the irregular, civil, asymmetric, protracted conflict in which resistance proves to be the most significant value to avoid defeat in a world dominated by perceptions. The postmodern character of this type of conflicts has brought about a ‘contradictio in terminis’ as it breaks up the delicate ‘continuum’ between war and politics described by Clausewitz, that has historically shaped the international relations. Postmodernity imports dynamics from markets to warfare, substitutes victory by success and make tangible military effects almost impossible to align with the political realm, that is fuelled with sociological and epistemological perceptions. The failure of the two big wars of this kind in the 21st Century suggests that Western governments have been ‘vaccinated’ against any similar temptation for a long time ahead.
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