Este análisis parte del supuesto de que la cultura es hoy día uno de los activos de la acción exterior y la mejor tarjeta de presentación de España en el mundo. La cultura, con su efecto “transversal” en la cooperación internacional, actúa además como factor de cohesión social, de identidad y de diálogo de las sociedades, y también como factor de desarrollo económico por la aportación de las industrias creativas a la economía. En las relaciones culturales de España con el exterior ocupa un lugar de especial significación su compromiso con los principios y objetivos de la UNESCO, y en particular en tres campos: (1) su función como foro de reflexión y debate cultural; (2) su contribución al derecho internacional a través de su labor normativa; y (3) sus acciones en materia de conservación, protección y valorización del patrimonio cultural universal.
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