Tras las elecciones presidenciales celebradas el 28 y 29 de marzo en Nigeria, el triunfo democrático del musulmán Muhammadu Buhari es una noticia esperanzadora, porque, ha supuesto la primera alternancia pacífica en el poder en la primera potencia económica y demográfica de África. Por el momento, y a pesar de que el presidente electo cuenta con millones de detractores, existe un palpable optimismo en el país. «Nuestra nación se enfrenta a muchos desafíos: la inseguridad, la corrupción, el deterioro económico –declaró el presidente electo en su primer discurso tras los comicios–. Me comprometo a dar mi mejor esfuerzo para hacer frente a estos problemas». A partir del 29 de mayo, cuando se produzca el relevo oficial, tendrá que demostrar que, además de esta intención, también tiene la capacidad para hacerla realidad. Por el momento, más de 12 millones de nigerianos han confiado en que podrá cambiar muchas cosas, pero sería muy perjudicial que toda Nigeria tuviese que esperar demasiado tiempo para comprobar que se trata de algo más que palabras.
Following the presidential elections held on 28 and 29 March in Nigeria, the democratic victory of the Muslim Muhammadu Buhari is encouraging news, and has meant the first peaceful alternation of power in the African first economic and demographic power. By the moment, despite many detractors, there is a palpable optimism in the country. "Our nation faces many challenges: insecurity, corruption of elect president, economic decline – the elect president said in his first speech after the elections. I promise to do my best to address these problems”. After May 29th, when the official relay occurs, Buhari will have to show that, in addition to his proven intent, also has ability to do so. So far, more than 12 million Nigerians have confident in that will change many things, but it would be very detrimental that all Nigeria had to wait too long to see that this is more than words.
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