El western del director americano John Sturges, El último tren de Gun Hill (1959), cuenta la historia de la venganza de un hombre por la violación y asesinato de su mujer, perteneciente a una tribu de indios norteamericanos. En él, la música compuesta por Dimitri Tiomkin -en su tercera colaboración con el cineasta- juega un papel fundamental a la hora de configurar la narrativa. Para ello, el compositor utiliza de nuevo el sistema monotemático que tanto éxito le reportara en la década de los cincuenta y en el anterior western dirigido por Sturges, Duelo de titanes (1957), convirtiéndolo en referente de la música cinematográfica del género del Oeste desde su trabajo en Solo ante el peligro (Fred Zinnemann, 1952). A través del análisis musical de la partitura y el guion, y de su comparación con la música de otras dos películas en las que el compositor se enfrentó musicalmente al tema de la violación, se comprueba como la totalidad de la partitura de El último tren de Gun Hill pone voz a la mujer ultrajada, siendo ella la que guía, a través de las diferentes características y variaciones del tema principal, las acciones del protagonista masculino. De esta forma, se confirma la capacidad de Dimitri Tiomkin para resaltar a los personajes femeninos de sus películas, ya sean estos secundarios o protagonistas; así como la posibilidad de tratar cuestiones tan graves como la violación, el asesinato, la venganza e incluso el racismo, desde diferentes puntos de vista a través de la música cinematográfica.
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