Las empresas posmodernas ya no hablan únicamente de sus ganancias, del capital que invierten, de las filiales abiertas en el interior o en el extranjero.
Han cambiado sus objetivos comunicacionales y adoptaron un nuevo lenguaje que les permite presentarse de una manera diferente ante el público. Por ello están cada vez más atentas a mostrarse preocupadas por los otros entendiéndose en ello tanto a los hombres como al medio ambiente.
Por esa razón han comenzado a publicitar aspectos que refuerzan su responsabilidad empresaria y su compromiso con la comunidad.
Cada empresa tiene su cultura, su misión en la sociedad y entre las empresas del sector, y también su propia visión de la realidad circundante, tanto social como empresarial.
Como empresas que actúan en el mercado, las empresas de la economía social se orientan a maximizar sus beneficios y a disminuir sus costos, por lo cual requieren de capital (propio y externo) para financiar su proceso productivo. Ambos factores son compartidos tanto por empresas tradicionales como por las de la economíasocial.
Acordando con Barea, podemos definir la Economía Social como “aquella que comprende empresas que actúan en el mercado con la finalidad de producir bienes y servicios, asegurar o financiar, pero cuya distribución de beneficios y la toma de decisiones no está ligada directamente con el capital aportado por cada socio: el peso y la toma de decisiones es igual para todos los socios y no en función del capital aportado por cada uno de ellos”.
Las cooperativas, más allá de pertenecer a la Economía Social, deben competir, en muchas situaciones con las otras empresas.
De esta forma, el cooperativismo es la acción conjunta de varias personas para que todos puedan obtener beneficios económicos, sociales y culturales en proporción a sus esfuerzos y participación democrática.
Por consiguiente, la Responsabilidad Social no es un descubrimiento nuevo para las cooperativas, ya que desde sus inicios han tenido en cuenta que sus acciones afectan a la gran mayoría de sus miembros, incluidos los trabajadores, la comunidad y el entorno en el que operan, lo cual demuestra su compromiso social.
Desde hace algunos años en Argentina las empresas cooperativas han comenzado a prestar atención a una nueva forma de presentarse frente a la sociedad, y comenzaron a elaborar “balances, evaluaciones o diagnósticos sociales” con la finalidad de conocerse mejor y darse a conocer de una manera más explícita, apuntando hacia la gestión social mediante informes que les permiten analizar en profundidad su tarea y destacar acciones que, en muchos casos, aún continúan siendo consideradas “gastos” y no inversiones sociales.
El objetivo de esta ponencia es el planteo del Diagnóstico Social como herramienta útil para informar, planificar evaluar y controlar el ejercicio de la Responsabilidad Social de las organizaciones a través de un análisis coherente, sistemático,completo y objetivo sobre el accionar social y su impacto en la comunidad.
Esta práctica se viene desarrollando desde hace varias décadas en países altamente industrializados y desde no hace mucho en la Argentina, donde existe una entidad que se especializa en esta temática que es el Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (IARSE), y trabaja conjuntamente con otros siete países latinoamericanos.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados