La transición española se inspiró en un principio reformista que descartaba cualquier momento revolucionario y de ruptura con el régimen franquista. Este acabó siendo liquidado y sustituido por un sistema democrático, pero lo hizo con la obsesión de preservar en todo momento el Estado y las instituciones. Debido a ello, la transición puso de manifiesto las notables carencias del Estado franquista, como ya han señalado algunos estudios. En este artículo se argumenta que, paradójicamente, otro tanto puede decirse en cuanto a la nación. Un régimen profundamente nacionalista dejó un espacio yermo y completamente inservible para entender España como un cuerpo de nación. sus consecuencias para la transición fueron evidentes: obligó a reinventar España como cuerpo nacional y dejó un amplio espacio de actuación a identidades nacionales alternativas a la española
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